El retrato, la imagen, imagen larga como un aplauso que jamás suena y sin embargo inunda de ruido la atmósfera, izquierda y derecha rutas eternas-agónicas-fallidas dejando ver el rastro, no el rostro, la máscara, un espectro que se extiende y abraza sobre la linea imaginaria del planeta. Poco nos importa el individuo retratado, menos nos parece interesante su tonto gesto en loop (in)finito, tampoco la bandera... es lo que representa, la idea que lleva consigo esa extraña necedad y necesidad de tener gobierno sobre la vida y sobre sus cosas.
...el retrato funciona entonces como síntoma de una falta que, al mismo tiempo, tiene que camuflar. En esta paradoja de la representación (el retrato) del retratado, la pregunta urgente no es ¿De quién es este retrato?, sino ¿Cómo funciona esta representación como retrato?
La Desfiguración del Otro. Sobre una estética y una técnica de producción del retrato "etnográfico"
Margarita Alvarado P., Peter Mason.
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